• Cuando compramos un videojuego, lo primordial es que nos entretenga, divierta o aporte una experiencia única. Sin embargo, en el mercado actual cobra especial importancia la duración del mismo y, especialmente, su rejugabilidad ¿en qué consiste este concepto? Te lo contamos.

La vida de un juego y su rejugabilidad

Cuando uno compra un juego espera que le entretenga un tiempo. El problema es ¿qué tiempo es suficiente para que uno quede satisfecho y haya válido la pena la inversión?

Todo va bien mientras te gusta la historia

En el caso que el juego pivote sobre una historia, una vez derrotado el malo malísimo (y nos hayan dado el logro pertinente) mucha gente da el juego por concluido. Eso si lo acaba, ya que mucho juego se queda abandonado a medio camino llegando solamente en un paupérrimo 10-20% en muchos juegos de primera línea. Muchos desarrolladores son conscientes de ello al ver que el gran potencial de muchos juegos está en las partes iniciales para volverse más aburrido y/o repetitivo en su parte final.

Y a partir de ese punto, el juego solo se puede nutrir de factores secundarios para alargar su vida. Los más meticulosos querrán rejugarlo con un nivel de dificultad superior (también llamado NG+), encontrar todos los ítems/logros más secundarios y desquiciantes. Ahí el combustible es uno mismo ya que el juego ha dado su mayor parte y es el amor que nos haya despertado (o nuestra obsesión completista) quién manda.

Ser el mejor mejora si los demás saben que lo eres

Luego tenemos los de habilidad y técnica, sean simuladores, gestores o juegos de acción. Son mucho más volubles en cuanto a su vida útil, ya que depende mucho más de los retos que genere en el jugador. Ahí la segunda vida de mucho de ellos se ha dado con el modo online. El componente de jugar con amigos siempre hace mucho más potente el seguir jugando pero a la vez puede ser su sentencia cuando uno quiere jugar y nadie se apunta. Cara y cruz, y más riesgo cuando una compañía se arriesga a sacar uno nuevo para este tipo de juegos.

¿Quién se atreve a sacar un nuevo FIFA, Call of Duty o un LOL? No es que no haya alternativas (las hay y muchas) pero las herramientas de marketing (competiciones, streamers, …) son un elemento clave que deja en segundo plano al juego en sí.

¿DLC?

También es cuando más se ha pervertido para alargar vida con métodos mucho más escabrosos como el Free to Play acompañado de micropagos (ya sea para conseguir skins, potenciadores o ahorro de partes más tediosas). Estos pagos hacen que la inversión en el juego y las ganas de jugar ya no sean por todo el tiempo invertido si no por el dinero invertido de forma rutinaria en ellos. De ahí que la regulación de dichos pagos y premios en el juego se haya puesto en el punto de mira de la legislación hace tiempo ya que algunas mecánicas eran más cercanas a los juegos de azar que no las de un videojuego más clásico.

Por todo ello, ante la compra de un juego, las estadísticas como el ratio horas/precio, las promesas de un online fabuloso o directamente las valoraciones generales solamente se antojan como algo orientativo. Quién decidirá seremos simplemente nosotros sobre si ha válido la pena o ha pasado a engrosar nuestra larga lista de abandonos en nuestra biblioteca de juegos.

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