• Aunque el mundo real y el mundo virtual de los videojuegos sean distintos, cada vez que nos aventuramos en un nuevo viaje interpretamos y comprendemos la simbología y lenguaje del mismo, al igual que hacemos con los ítems dentro del contexto virtual, adaptando la realidad a la fantasía y viceversa.

Los ítems en los Videojuegos

Los ítems en los videojuegos

Cuando vamos de turismo a un nuevo país debemos interpretar y entender la simbología y el lenguaje de esa zona. Alguna nos parecerá muy similar a la nuestra o de otras anteriores, y otra provocará curiosos malentendidos. Pues cuando queremos interactuar con los ítems nos pasará lo mismo.

Vemos algo representativo del mundo real y le otorgamos esas propiedades en el contexto de la historia o valores que nos da el videojuego. Es decir, si nos encontramos con un botiquín (flotando) somos conscientes que la recuperación de vida va a ser (casi) instantánea como si bebiéramos agua para la sed cuando en el fondo nos estamos recuperando de unos cuantos impactos de bala.

En el fondo, todos los ítems deben obedecer a ciertas normas:

  • Ser claramente distinguibles entre ellos.
  • Ser identificable su función sin interacción (o con una sola interacción).
  • La abstracción (o disrupción de la realidad) que nos suponen dichos ítems tienden a estar a la altura de la del juego. Es decir, raramente un shooter realista va a tener una seta de Mario Bross corriendo para darnos vida y va a ser algo más similar a unas vendas o un bote de medicina.

Necesito un monedero más grande

Empezamos por el ítem más básico del juego: los puntos del propio juego. Es archiconocido pensar en las clásicas monedas de la saga Mario (o los anillos de Sonic). Es decir, un objeto con el mundo real representa algo de valor y con el que podemos hacer el símil fácilmente.

Un nivel de diferencia es cuando el ítem en cuestión está vinculado al personaje o historia de este pudiendo ser personajes rescatados, fragmentos de un McGuffin de gran poder, o literalmente bolitas luminosas como las de nuestro querido Pacman.Todas ellas representan lo bien que hemos explorado el terreno, y sirven para establecer un récord más allá del tiempo que hayamos invertido en completarlo.

Una variante es cuando dichos puntos son intercambiables por otros items y pasan a tener un valor real como moneda interna del juego. O por otro lado, acumulando suficiente cantidad para crear algún tipo de ítem con utilidad propia.

Pon una tirita

Vinculado a esto último, hay otro ítem muy popular: el que nos ayuda a recuperar vida.

Un ibuprofeno tarda 30 minutos en hacernos efecto y eso no es muy aplicable en una partida. Así que la “magia” de la curación de dichos ítems estará siempre presente pero más vinculada al contexto en el que estemos. Parece más realista si hay magia o fantasía y un bastante menos en contextos realistas (dentro lo que permite un juego).

Incluso rozan lo escabroso con el protagonista ingiere corazones (o incluso tiene varios de ellos) para demostrar la vida que tiene. Más cercano a una película de terror que un bonito y adorable personaje que va por mundos de fantasía.

Lo hemos integrado tanto en nuestro día a día que poca gente interactúa de forma regular con un botiquín, pero raramente hay una persona aficionada que no piense que encontrará algo adecuado a cualquier patología en su interior. Aunque luego solo sean agua oxigenada, algunas gasas y algún medicamento olvidado medio caducado.

Y con el paso de los años, podemos ver como hemos aprendido otros idiomas y formas de representar la realidad. Ya dicen quién más viaja, más facilidad tiene para aprender cosas nuevas.

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